miércoles, 9 de octubre de 2013

La horrible contaminación ambiental de la República Dominicana

Es sumamente penoso, e irónico a la vez, que en nuestro país se celebrara el Día Mundial del Medio Ambiente y cada día surgen nuevos métodos para continuar contaminando este suelo, mientras que la ley 64-00 no se cumple ni mucho menos se respeta.

Pero lo más crítico es que el flamante secretario de Estado de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Jaime David Fernández Mirabal, defiende a capa y espada la instalación de una cementera en la comunidad de Gonzalo cerca de la zona de amortiguamiento del Parque Nacional Los Haitises.
El problema de la contaminación ambiental y la desmedida agresión a los recursos naturales está presente en todos los lugares de este país, ya sea en los campos o las ciudades donde manos criminales hieren sin piedad a la agonizante madre naturaleza.

La contaminación puede asegurarse que es un monstruo que con sus nocivos efectos va cobrando cada día vidas inocentes de animales, árboles y personas, como son los pobres niños del sector El Paraíso de Dios en el municipio de Haina, los cuales tienen plomo en su sangre provocado por una fabrica de baterías instalada allí. A propósito de Haina, hace varios meses se realizó un estudio científico en el referido municipio de San Cristóbal y se pudo comprobar que es uno de los pueblos más contaminados del mundo, situación que le hizo ganar el nombre de “El Chernobyl del Caribe”.

Ni hablar de los intentos de la empresa Barrick Canadiense, por instalar una planta de carbón en Barahona, pretensiones que fueron repelidas con valentía por toda la población del suroeste, pero en esta misma ciudad sureña las aguas tóxicas vertidas en la bahía de Neyba provenientes de la nave del tintado de telas en la zona franca local y propiedad de la empresa de capital coreano The Will Bess, extinguió por completo el estuario natural de manatíes que databa desde la época precolombina.
Estas aguas tóxicas que llegan al Mar Caribe a altas temperaturas no sólo han arrasado con la flora y la fauna de Barahona sino que ha ocasionado varias enfermedades respiratorias y de la piel a cientos de personas residentes en Los Blocks, Las Salinas, Valle Encantado y Jarro Sucio, sectores que pertenecen al recién creado municipio Villa Central. Ahora una compañía extranjera pretende instalar en la playa Los Cayos un astillero para reparar buques, lo cual también contaminará a la referida playa y a la de Casita Blanca, pero además las montañas de la sierra de Bahoruco parecen antorchas encendidas, donde a diario se derriban y son quemados centenares de árboles para hacer conucos y extraer madera, mientras que manos poderosas de políticos y militares están detrás de ese crimen ecológico.
Pasando a la región del Cibao, tenemos que en la ciudad turística de Puerto Plata existen varios problemas de contaminación ambiental provocados por las plantas generadoras de energía eléctricas que allí existen.

Según ciudadanos que residen en el complejo turístico de Costambar, el polvillo y el ruido de la Generadora San Felipe ha llevado al colapso de ese destino turístico, provocando el cierre del hotel Bell Salt Hill, además de contaminar todas las villas y complejos hoteleros de Cofresí y la bahía de Maimón, lo cual ha dado lugar a un estrepitosa baja en el sector turístico.

martes, 8 de octubre de 2013

Bajos de Haina en el puesto número 3 de las 10 ciudades más contaminadas del planeta

Bajos de Haina (República Dominicana)

En el centro industrial y portuario más importante de la República Dominicana se produce más del 50% de la electricidad de la que dispone el país, también se encuentra allí su única refinería.Al mismo tiempo el conjunto de plantas y fábricas emite al aire 9,8 toneladas de formaldehído al año, además de 1,2 toneladas de plomo, 416 toneladas de amonio y 18,5 toneladas de ácido sulfúrico. Una serie de investigaciones llevadas a cabo en la última década reveló 65 sustancias altamente tóxicas en importantes concentraciones en el ambiente, otras 19 fueron denominadas “simplemente” como “peligrosas”.El 93% de los pacientes de los centros sanitarios locales que necesitaron asistencia por distintas enfermedades fueron diagnosticados también con asma, el 83% con bronquitis crónica o aguda.

domingo, 6 de octubre de 2013

Parque temático domina conversaciones en redes sociales

El "Zooberto", "Parque del terror", "Jurassic Park dominicano" y "Parque de los Rocko Locos" son algunos de los nombre que se utilizan para referirse al Parque Verde

Ver Todas las Fotos (3)

SANTO DOMINGO. - Luego de que saliera en la portada de Diario Libre la primera imagen de los avances del parque temático dedicado a la fauna, la comunidad dominicana en las redes sociales se volcó en opiniones acerca del proyecto.

"Zooberto" fue el alias con el que bautizaron el "Parque Verde" que construye el Ayuntamiento del Distrito Nacional en la intersección de las avenidas John F. Kennedy y Los Próceres.

Ayer, en la red social Twitter los mensajes publicados bajo la etiqueta "Zooberto" eran los más discutidos. Mientras que en Facebook, hasta un grupo se creó y en menos de 24 horas tiene alrededor de 700 seguidores.

"Estoy a favor de construir parques, pero en lugares donde se puedan usar, el Zooberto es hasta peligroso para los niños por su ubicación", publicó en su cuenta de Twitter el usuario Jhonatan Inoa.

De su lado, Patricia describe el parque como horroroso y se cuestiona acerca del costo del proyecto. "Acabo de pasar y ahora pusieron una araña gigante... horrorosa. El susto grande nos daremos cuando nos digan lo que costo", dice.

En Facebook, Carolina Comas se pregunta por qué el cabildo no invirtió ese dinero en el arreglo del drenaje pluvial a propósito de que se acerca la temporada ciclónica y que -según opina- la ciudad podría quedar sepultada por la acumulación de agua.

Otros se van más lejos, como José Enrique (Pinky) Pintor quien a través de su cuenta de Twitter afirma que "el Zooberto le va a costar la sindicatura a Roberto ...o debería".

Pero, no todo es críticas, hay quienes opinan que es un parque diferente y atractivo, como lo dijo Nina, quien confesó sentirse molesta de que el alcalde sea más creativo que ella.

El Parque Verde no sólo ha generado críticas a favor y en contra, sino que ha puesto a volar la imaginación de muchos, que a través de páginas de internet han difundido sus creaciones satirizando la obra.

"Parque del terror", "Jurassic Park dominicano", "Parque de los Rocko Locos", son algunos de los sobrenombres que usuarios del popular sitio de microblogging y Facebook utilizan para referirse al parque.
Pueden ver un tour virtual del parque en este enlace.

viernes, 4 de octubre de 2013

jueves, 12 de septiembre de 2013



El Regreso de Yarima, este documental trata de las diferencias que existen entre los diferentes tipos de cultura, entre un país subdesarrollado y la selva del amazonas.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Viaje a lo profundo del Amazonas tras los pasos de una madre yanomami

William Kremer
Servicio Mundial de la BBC

Miércoles, 4 de septiembre de 2013


David Good no era un viajero nato ni tenía espíritu aventurero: el hábitat verde al que estaba acostumbrado era el de los parques y jardines de Pensilvania, el estado del este de Estados Unidos donde vivía, y su viaje al Amazonas venezolano era su primera excursión fuera del país desde su niñez.

Este joven, de 25 años, había sido criado por padres de distintos países, algo bastante común en el barrio. Pero allí terminaba toda semejanza con sus vecinos y amigos: mientras que su padre era estadounidense, su madre provenía de una tribu de un rincón remoto de la selva amazónica.

Hacía dos décadas que David no la veía y, en 2011, sintió que tenía que ir a buscarla.

Por eso llevaba tres días navegando por el Orinoco en un bote a motor. Sintiéndose mal por el movimiento, por las picaduras constantes de los jejenes, por el aire húmedo y la sed constante. Tenía un nudo en el estómago y acumulaba noches sin dormir.

Jacinto, un indígena de la zona, se encargó de llevarlo río arriba, maniobrando la lancha por rápidos, cada vez más adentro de la selva. Cuando escucharon gritos desde la orilla, le dijo: las voces no podía ser sino de los yanomamis, porque "ningún blanco vive tan río arriba".

Un nabuh distinto

"Comenzaron a gritar 'motor, motor'... todo un acontecimiento. No escuchan el ruido de motores muy seguido", cuenta Good.


Los estaban esperando: desde más abajo se había corrido la voz de que un pequeño bote estaba en camino. Hombres, mujeres y niños habían llegado hasta la orilla desde la aldea cercana, Hasupuweteri.


"Se aglomeraron a mi alrededor. Tenía tantas manos encima, tocándome las orejas, la nariz, acariciándome el pelo…"


Con 1,6 metros de altura, David estaba acostumbrado a ser siempre el más bajo de su grupo. Se puso nervioso cuando se vio rodeado de personas a las que les sacaba una cabeza: los yanomamis son uno de los grupos étnicos de menor estatura promedio en el mundo.


No era la primera vez que los habitantes de Hasupuweteri se veían cara a cara con unnabuh, como llaman al hombre blanco. Antes habían llegado antropólogos, médicos y misioneros. Pero David era diferente. No venía a investigarlos, curarlos o convertirlos. Ellos sabían que venía a buscar a su madre.


La vida en el shapono

"Cada familia tenía su propia área en la vivienda circular, pero no había paredes ni privacidad de ningún tipo. Adultos roncaban. Bebés lloraban.
"Algunas personas hablaban ... pero no en susurros. 
"Alguien podía tener ganas de dar un discurso... No importaba que la mayoría de los hombres estuvieran dormidos. Si sentía ganas de hablar, iba a hablar". 

Del libro "Into the Heart: An Amazonian Love Story", por Kenneth Good.


Curiosidad académica 

Los yanomamis viven en unas 200 a 250 aldeas en una zona de menos de 100.000 kilómetros cuadrados en la frontera entre Brasil y Venezuela. Es la región donde el explorador británico Sir Walter Raleigh creyó que hallaría las riquezas incalculables de El Dorado, para lo cual realizó dos expediciones por el Orinoco, en 1595 y 1616.

Pero, a comienzos del siglo XX, el interés de los que llegaban a la zona giraba en torno a los yanomamis que vivían en mayor aislamiento, casi sin contacto con el mundo occidental: los visitantes eran científicos, periodistas, artistas.

En 1968, el antropólogo estadounidense Napoleón Chagnon publicó un texto que se convertiría en un best seller de la disciplina: "Yanomamo: el pueblo feroz". En él, pintaba a estos aborígenes como una comunidad donde las disputas constantes y las violaciones grupales eran moneda corriente.

Kenneth Good, el padre de David, era discípulo de Chagnon. Como uno de sus alumnos de posgrado viajó por primera vez al Amazonas en 1975 y se instaló en una pequeña choza a corta distancia de Hasupuweteri.

Keneth Good, padre de David, con los yanomamis en la década del 80.
El plan era quedarse 15 meses haciendo un trabajo de campo que consistía en medir el consumo proteico de los miembros de la aldea, unos datos con los que su tutor académico pensaba explicar las causas del estado de guerra constante en que vivían los distintos grupos de la etnia.

Good se ocupó de pesar meticulosamente cada armadillo o mono cazado por la tribu para comer, lo que causaba risa entre los locales. Hacia el final de su estadía, el científico se sentía cómodo hablando la lengua yanomami de la comunidad, a la vez que estaba cada vez más insatisfecho con la premisa de la investigación que debía completar.

"Medir los animales para calcular el consumo proteico era insuficiente. La recolección y consumo de comida deben ser estudiados en su contexto", escribió el antropólogo.

Documental "El regreso de Yarima" --> http://www.youtube.com/watch?v=fBlC-fs6Yl8

Científico rebelde

Good comenzó así a cuestionar la imagen de los yanomamis construida por Chagnon en su libro.
Decidió acercarse a su cultura: se instaló en el shapono, la vivienda colectiva típica de la comunidad, observó tantos rituales como pudo, los acompañó en caminatas y excursiones de caza. Los habitantes de Hasupuweteri lo llamaban shori, cuñado o hermano de ley.

"Mi padre pensaba que los yanomamis no eran tan feroces como los habían pintado. Y creo que algo de razón tenía, porque terminó viviendo allí 12 años y es difícil imaginar que alguien pueda quedarse tanto tiempo viviendo entre guerreros agresivos", señala David.

Yarima, de joven.
Un día, en 1978, el jefe de Hasupuweteri le hizo a Good una propuesta.

"Shori, me dijo, vienes aquí todo el tiempo, casi vives con nosotros… Estuve pensando que deberías tener una esposa. No es bueno que vivas solo", escribió Kenneth Good en sus memorias, publicadas en 1991 con el título "Into the Heart: An Amazonian Love Story".

Al principio se rehusó. Pero luego comenzó a pensar que tal vez debía considerar la oferta, que era ciertamente una manera de adaptarse a las costumbres del lugar donde vivía. Lo pensó como la señal más acabada de que se había integrado con Hasupuweteri.

El jefe tribal le dijo: "Toma a Yarima. Te va a gustar". Yarima era la hermana del jefe y ciertamente le parecía bonita. Pero era una niña de no más de 12 años. Good tenía 36.
Sin consumar

No hubo ceremonia de boda. Tampoco consumación matrimonial: para los yanomamis el casamiento no era más que un compromiso que servía para reforzar lazos entre familias y prevenir conflictos.

Yarima permaneció junto a su madre en elshapono, a veces le llevaba comida a Good y pasaban tiempo juntos. Pero con cada visita el vínculo entre ambos fue volviéndose más real. Los vecinos empezaron a considerarlos una pareja.

Como los yanomamis no saben su edad y carecen de un sistema de numeración (en su lengua solo hay palabras para "uno", "dos" y "muchos"), Good no supo cuántos años tenía Yarima cuando tuvieron sexo por primera vez. En sus memorias, escribió que sería "alrededor de 15".

Ya había tenido su primera menstruación y, para la cultura yanomami, estaba en edad de establecerse con un marido y criar hijos. A diferencia de lo que ocurre con médicos y psicólogos, no existe un código de conducta que regule si los antropólogos pueden tener relaciones sexuales con los sujetos a los que estudian (y el asunto genera un acalorado debate en el seno de esta disciplina).

En el caso de Kenneth Good, no se trataba solo de su investigación: el antropólogo y Yarima desarrollaron un vínculo sentimental. Ella lo llamaba afectuosamente "Frente Grande"; él le decía "Bushika" ("mi pequeña").

"Siempre le digo a la gente: mi papá se casó con mi mamá, pero mi mamá se casó con mi papá también. Fue un mutuo acuerdo, no fue que él se la robó. Fue un matrimonio basado en el amor, el romance y la amistad", dice el hijo mayor.

Una unión polémica

El matrimonio de Kenneth Good con la joven Yarima dividió la opinión de los académicos.

En el documental "Secretos de la tribu", el antiguo profesor de Good, Napoleón Chagnon, lo acusó de explotación e incluso de "pedofilia". Otros antropólogos fueron menos categóricos. 

"Según los estándares de los yanomamis no se trató de un acto poco ético", dijo Terence Turner, de la Universidad de Cornell, en una entrevista para ese mismo documental. 

"Pero el hecho es que Ken Good no es un yanomami y (...) de acuerdo a sus normas sociales, se casó con una chica que no estaba en edad para tomar una decisión por sí misma".

Miedo en la ciudad

Entre otras cosas, Kenneth Good no podía cazar como los yanomamis. El padre de David se integró con la tribu amazónica, pero le fue imposible permanecer allí para siempre. No podía cazar, necesitaba comida que no podía conseguir por sí mismo, medicamentos y permisos de las autoridades para quedarse en la región.

Para continuar con su investigación, tenía que viajar temporariamente a hacer contactos académicos y conseguir financiamiento. Pero las becas eran difíciles y, lo que le resultaba más perturbador, cada vez que él partía Yarima quedaba expuesta a riesgos en una sociedad con fuerte dominancia masculina.

En uno de sus viajes río abajo, que le tomó meses, la mujer fue víctima de un secuestro, una violación grupal y un asalto en el que perdió una oreja.

Eso anticipó el contacto de Yarima con el "mundo moderno": Kenneth Good la llevó a Puerto Ayacucho para que le curaran la herida de la oreja. El trayecto en avión, aunque corto, le resultó aterrador. Pero lo que más le sorprendió fue el pueblo mismo: siempre se había imaginado que las aldeas nabuh eran iguales a la suya, solo que pobladas por blancos. No tenía idea de que la selva tenía un límite, ni de que se podía vivir fuera de ella.

"Cada pequeño detalle era una novedad. Cuando encendían las luces de un auto pensaba que eran los ojos de un animal… corría a esconderse detrás de un árbol", relata David Good.

La otra sorpresa se la encontró en el cuarto del hotel donde se alojaron: un espejo. Yarima nunca había visto su propia imagen.

"Se asustó tremendamente. Se escondió detrás de la cama y mi papá tuvo que cubrir (el espejo) con mantas", recuerda el hijo. A algunas cosas se adaptó con rapidez: asimiló la idea de usar ropa como mera decoración y le encontró el gusto a ir de compras. Una vez superado el miedo inicial, le encantaba viajar en auto, moto y avión. Una tecnología como el ascensor, según recuerda su marido, era para ella una evidencia de la "magia de los blancos".

Pero otras cuestiones resultaron difíciles.

En el Amazonas, conseguir el alimento lleva tiempo y esfuerzo. Así que la experiencia del supermercado, donde hay montones de comida lista a la espera de un comprador, o la del restaurante, con sus múltiples ofertas, le resultaban incomprensibles.

Viaje al cemento

El final de la etapa amazónica de la aborigen y el antropólogo llegó en 1986, ocho años después de su acuerdo matrimonial y cuatro desde la consumación del vínculo.

Kenneth no conseguía fondos para extender su estada y veía crecer el rojo en su cuenta bancaria. Así, el 17 de octubre de 1986 tomaron un avión rumbo a Nueva York.

Una semana más tarde, tras pasar por un juzgado en Delaware, estaban legalmente casados. Nueve días después nació David, el hijo mayor, en un hospital de Filadelfia


Su hermana Vanessa nació, poco más de un año después, sobre una hoja de banano en Hasupuweteri, mientras la familia estaba de visitaba en la selva. A los tres años vino el tercer hijo, Daniel.

"Me acuerdo de estar con ella, teníamos nuestras pequeñas rutinas como la de hacer una parada en (la tienda) Dunkin' Donuts para comprar café y rosquillas. Me acuerdo que jugábamos a la lucha libre y le encantaban las montañas rusas", cuenta David.

"No la recuerdo triste o preocupada, para nada", agrega. Pero la vida en Nueva Jersey no le funcionó bien a Yarima. Le faltaba el contacto con otras personas, que en tierra yanomami se daba al atardecer en el shapono comunitario.

Sentía que vivía en una caja oscura. Nadie, a excepción de su marido Kenneth, hablaba su lengua. No tenía medios para comunicarse con los suyos en la selva. Y aunque en Hasupuweteri los hombres dejaban solas a sus mujeres cuando iban de caza, nadie se iba a trabajar todo el día, todos los días.

Yarima pasaba el día encerrada en casa o deambulando por centros comerciales. Su marido le había dado unos videos y audios grabados en la aldea, que ella escuchaba una y otra vez.

Kenneth escribió sus memorias, un libro que se vendió bien y fue traducido a nueve idiomas. Yarima y él se volvieron así pequeñas celebridades, tuvieron tres artículos en la revista People y reportajes en periódicos con títulos como "La 'americanización' de una mujer de la Edad de Piedra" o "Dos mundos, un amor".
En 1992, participaron en un documental de National Geographic que los siguió en su primera visita en casi cuatro años al Amazonas: en él se muestran momentos felices de Yarima, como el rencuentro con su hermana, pero se refleja también su desaliento.

"Me dicen que me he convertido en nabuh", se le escucha decir durante el programa.

"Vivo en un lugar donde no recojo madera y nadie sale a cazar. Las mujeres no me llaman para ir de pesca. A veces me aburro en la casa y termino enojándome con mi esposo. Voy a las tiendas y miro ropa y cosas para comprar. La gente está sola y separada, debe ser que no quieren a sus madres", acota la yanomami ante cámara.

Sin regreso

Unos meses después de aquella grabación, durante la siguiente visita a Hasupuweteri, Yarima tomó la decisión de retornar a su tierra.

"Mi hermana, mi padre y yo estábamos en Estados Unidos y mi madre y mi hermano en el Amazonas. Recuerdo a mi padre decir 'voy a buscarlos y regresamos todos'", relata David.

Kenneth trajo a Daniel, pero Yarima nunca volvió a Nueva Jersey. El hijo mayor revela que los días de espera se convirtieron en meses, hasta que lentamente entendió que no volvería a ver a su madre.

La hermana de David nació en el Amazonas.
Yarima le pidió a su marido que enviara a Vanessa para que creciera en Hasupuweteri, pero él se opuso. Con los tres niños se mudó luego a Pensilvania. "Me acuerdo de ir a esas reuniones anuales de antropología y escuchar a la gente diciendo con sorpresa 'ah, mira, esos son los hijos de Yarima'. Éramos una suerte de experimento", dice David.

Una vez, uno de los antropólogos le preguntó qué quería para Navidad y él pidió una consola Nintendo.

"Me dijo que cómo un Nintendo. 'Eres un niño estadounidense cualquiera, yo pensé que serías diferente'. Eso me quedó grabado por el resto de mi vida y ayudó a alimentar el odio por mis orígenes. No quería saber nada de eso", revela el joven Good.

Trató de convertirse en un estadounidense como los demás: jugó al béisbol, consiguió empleo repartiendo periódicos mientras estaba en la escuela, sacó buenas notas en la secundaria y se ganó una mención de honor.

Pero no pasó un día sin recordar con odio a la madre que los había abandonado. Decidió, y se lo dijo a su padre, que si alguien preguntaba por sus rasgos físicos diría que era de origen hispano, nunca yanomami.

En busca del propio origen


Fue a los 21 años que, por primera vez, decidió ver el documental de National Geographic sobre su familia, en el que había participado 16 años antes.

Cuando apareció su madre en la pantalla y la escuchó hablar, se quebró en llanto. Poco después leyó las memorias de su padre y se metió a explorar de lleno la cultura yanomami.

"Comencé a entender por qué se había ido, todo lo que había tenido que pasar… No creo que hubiera logrado sobrevivir. Ser una madre yanomami, educarme según las costumbres yanomami: era virtualmente imposible", reconoce David hoy.

A los 22, sintió una necesidad urgente de reconectarse con ese costado de su historia.

Así fue que en 2009, después de algunas averiguaciones hechas por su padre, se puso en contacto con la antropóloga Hortensia Caballero, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas.

La académica conocía a Yarima. Incluso conocía a David, lo había visto de bebé en su primer viaje al Orinoco. "Me contó que estaba muy interesado en saber más sobre su madre. Es un chico sensible y de gran corazón", recuerda Caballero.

Pero la antropóloga tuvo que esperar hasta 2011 para ayudar a Good. Mientras trabajaba en la demarcación de tierras en Mavaca, cerca de la zona yanomami, se desvió por los rápidos de Guajaribo y encontró a Yarima en Irokaiteri, una aldea nueva establecida por un grupo que se había separado de Hasupuweteri.

Caballero quería estar segura de que la comunidad estaba lista para recibir a David.
"La gente se congregó en el shapono que estaban construyendo. Todos hablaron, especialmente los líderes, y luego le pregunté a Yarima. Ella me dijo 'sí, de verdad querría a David aquí'", señala la antropóloga.

Le escribieron una carta de invitación, para que pudiera solicitar autorización para visitar esa zona protegida, a la que David adjuntó fotos y recortes de las entrevistas que habían dado sus padres en los años 90.
David era el centro de atención en la aldea y, con frecuencia, objeto de burlas.

También llevó su pasaporte venezolano, muy útil porque los extranjeros ya no consiguen permisos para las áreas restringidas de la selva. Aunque tenía una foto de cuando tenía 18 meses, los oficiales del puesto de control militar en el límite del Amazonas lo dejaron pasar.

David cree que su padre, que para entonces tenía casi 70 años, estaba preocupado por ese viaje y frustrado por no poder ayudarlo más. Pero sí le ayudó a financiarlo, así como a elegir regalos para llevar a la comunidad de la madre. Sus hermanos no quisieron acompañarlo.

A los ojos

Apenas bajó del bote en la orilla del Orinoco, los yanomamis se agolparon en torno a David. Todos lo conocían: los ancianos de la comunidad recordaban a su padre y los más jóvenes habían crecido escuchando historias sobre los hijos de Yamira que vivían en tierras nabuh.

En Hasupuweteri le dijeron que ella estaba en Irokaiteri, diez minutos río arriba, y lo llevaron al shapono para presentarle a un joven, Mukashe, su medio hermano.

Después de 19 años sin ver a su madre, tuvo que esperar unas cuantas horas más. Fue Mukashe quien se adentró en la selva a buscarla y ella corrió todo el camino de regreso hasta el shapono.

Con unos 40 años, vigorosa y fuerte, Yarima se paró a recuperar el aliento. David la reconoció apenas la vio.

"Me paré y caminé hacia ella. Y de repente pensé '¿cómo la saludo?' Quería abrazarla, pero no es la manera en que se saludan los yanomamis", relata el joven. 

Y continúa: "Fue un encuentro incómodo. Puse mi mano en su hombro, ella comenzó a temblar y llorar. Entonces la miré a los ojos y me largué a llorar yo también".

"Me acuerdo del silencio de ese momento. Fue un momento intenso, bello… Todas las mujeres de la aldea tenían los ojos llenos de lágrimas", recuerda Caballero, que acompañó a David en la excursión.

David comenzó a hablarle en inglés suavemente, frases como "finalmente estoy aquí", "lo logré, estoy de vuelta" o "cuánto, cuánto tiempo".

Tuvo un súbito torbellino de recuerdos de su niñez, que Caballero iba traduciendo del inglés al español para que luego Jacinto, el indígena que lo había llevado en barco, los tradujera al yanomami.

Él nunca le preguntó a su madre por qué se había ido. Ella solo quiso saber si todos estaban vivos y bien, pero no hizo más referencias al pasado.

"Ahí me di cuenta: no me importaba lo que hubiera pasado, no me importaba la controversia antropológica ni lo que dijeran los críticos. No me importaba saber las razones que tuvo mi madre para irse. Yo solo quería tener un futuro con ella y su gente", afirma Good.

Dos matrimonios y muchas burlas

Yarima, ayer en Nueva York y hoy en la selva.
Más tarde descubrió que tenía un nombre yanomami, revelado en una visión a su tío:Anyopo-weh, que podría traducirse como "un camino para esquivar un obstáculo". También trataron de hacerlo adoptar una posición política: si alguien le preguntaba de dónde era, le dijeron, tenía que responder que de Irokaiteri, nunca de Hasupuweteri, la villa de la que se habían escindido.

"Rápidamente establecieron mi lugar en la aldea. No fue como con mi padre, a quien le llevó años ganarse la confianza y ser aceptado", indica David. En realidad, tenían un plan para él: su madre le presentó a dos adolescentes hermosas, "tu esposa y tu esposa".

"Tendrás niños con ellas", recuerda que le dijo Yarima.

David escuchó con cortesía, pensando que la palabra "esposa" estaba siendo usada en sentido laxo, casi como un sinónimo de pariente. Los yanomamis, después de todo, también pueden llamar madre a una tía por parte de madre, o padre a un tío del lado paterno.

Pero Yamima comenzó a presionarlo para que consumara los matrimonios con las jóvenes. Una vez, mientras se bañaba en el río, ellas mismas lo acorralaron diciendo 'vamos ya, tenemos que hacer esto'. Dice que le pidió al traductor que les explicara que tenía una mujer esperándolo en Estados Unidos: una mentira, que de todos modos no hizo ninguna diferencia.

El propósito de su viaje al Amazonas no solo era conocer a su madre, sino entender por lo que había pasado su padre tres décadas antes. Como él, David se encontró muchas veces convertido en blanco de bromas.



"Los yanomamis tienen un sentido del humor particular. Siempre se burlan de todo y les encanta tomarle el pelo a los nabuh", revela la antropóloga Caballero.

Como no tienen demasiada conciencia de las diferencias que existen entre su mundo y el de más allá de la selva, adjudican las dificultades para expresarse en lengua nativa a una única cuestión: estupidez. De David no pensaron otra cosa.

Unos meses después de su arribo, el estadounidense tuvo un esperado ritual: abrió una caja con galletas y mermelada que había llevado consigo como ración de emergencia, en caso de que lo enfermara la dieta de gusanos y termitas.

Le tocó compartir todo el contenido, porque así lo indica la cultura yanomami.

"Tuvieron una suerte de festival de la mermelada. Todos estaban tan contentos con esa comida exótica", recuerda.

También regaló sus pantalones y sus zapatillas, codiciados por los locales, y para cuando visitó una misión río abajo su apariencia estaba muy cambiada. "Estaba tan sucio y harapiento que la misionera me ofreció a mí ropas limpias de las donaciones destinadas a los yanomamis", relata Good.


Cara a cara

En otro viaje a la misión, esta vez acompañado de Yarima, logró conectarse con su padre vía Skype.
"Mi padre le dijo a mi mamá que todavía lucía joven y bella. Ella le dijo que se veía viejo", cuenta el hijo.

Yarima estaba perturbada por la calvicie de Kenneth, ya que los yanomami no sufren de alopecia. Para poder seguir charlando, él corrió a ponerse una gorra de béisbol.

David vio cómo su padre la hacía reír.
David prometió a su madre que volvería a visitarla pronto.

"Se los veían tan naturales. Quedó claro que mi mamá no quería hablar del pasado, le contaba que yo tenía ahora dos esposas. Le dijo que no me dejaría partir… Le pidió que me dijera que no escapara abandonando a mis mujeres", detalla David.

Pasó tres meses en el Amazonas. Pero iba y venía de la aldea de su madre y Yarima no entendía por qué estaba siempre viajando. David nunca intentó explicarle que estaba en proceso de crear una fundación sin fines de lucro y que estaba haciendo investigación en la zona.

Sabía que la despedida sería dura. "Desatar el nudo de la hamaca es, a los ojos de los yanomamis, el gesto último de que uno va a partir. En ese momento lloramos todos", dice Good.

Yarima estaba devastada. Realmente se había convencido de que David iba a quedarse en la aldea.

"Le dije que volvería. Desafortunadamente ya han pasado dos años, más de lo que hubiera querido", reconoce el estadounidense.

Su organización, llamada The Good Project, busca ayudar a comunidades indígenas a insertarse en la economía de mercado, un proceso que considera inevitable.

"Hoy los yanomamis se están volviendo venezolanos. Pero porque usen ropas y hablen español no dejan de ser yanomamis", opina Good.

Sobre su propia identidad, no tiene certezas: "Los yanomamis me ven como un nabuh, losnabuh como un yanomami". Lo que sí sabe es que hoy es una persona completamente distinta a la de hace cinco años. "Ahora estoy orgulloso de mis ancestros. Estoy orgulloso de ser yanomami-estadounidense", expresa el joven. Y agrega: "Amo a mi madre... No soy un antropólogo, no soy un político, no soy un misionero. Soy hermano y soy hijo".

David Good habló con el programa "Outlook", del Servicio Mundial de la BBC.

sábado, 7 de septiembre de 2013

Cambio climático amenaza agua potable del Caribe

El agua "se convierte en un problema de salud y de seguridad"

El ascenso del nivel del mar podria contaminar las fuentes de agua potables
SAN JUAN, Puerto Rico.- Los expertos están haciendo sonar la alarma en torno a los efectos del cambio climático en partes del Caribe, los cuales podrían agotar las fuentes de agua potable en gran parte de la región, ya de por sí bajo intensas presiones.


El ascenso del nivel del mar podría contaminar las fuentes de agua potable y los cambiantes patrones climáticos pudieran reducir la cantidad de lluvia que llega a las presas en las próximas décadas, advirtieron científicos y funcionarios en un congreso en la isla de Santa Lucía esta semana.

"El no actuar no es una opción", dijo Lystra Fletcher-Paul, funcionaria para el agua y la tierra del Caribe por la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés). "Los recursos acuíferos no estarán disponibles".

Algunas de las soluciones posibles incluyen limitantes al desarrollo, incremento en el uso de plantas de desalinización y mejor manejo de los suministros de agua existentes, pero todas enfrentan desafíos en una región en la que muchos gobiernos cargan pesadas deudas y tienen pocas fuentes nuevas de ingreso.

Muchos países del Caribe dependen exclusivamente del agua subterránea para sus necesidades, un recurso vulnerable que podría verse afectado por los efectos del cambio climático, dijo Jason Johnson, vice presidente de la Asociación Caribeña de Agua y Aguas Residuales, un grupo sin fines de lucro con sede en Trinidad.

"Esa es la mayor preocupación", dijo. "Esos patrones climáticos pueden cambiar y puede que no necesariamente sean los medios para que los suministros de agua se repongan al ritmo que históricamente se han repuesto". 


Partes del Caribe han experimentado inusuales sequías que comenzaron el año pasado.

En agosto del 2012, algunas islas registraron un clima extremadamente seco, entre ellas Granada y Anguila. En julio de este año, tales condiciones se extendieron a Trinidad, Antigua, San Vicente y Barbados, informó el Instituto Caribeño de Meteorología e Hidrología.

"Hemos visto cambios en patrones meteorológicos", indicó Avril Alexander, coordinador del Caribe para la organización sin fines de lucro Global Water Partnership. "Cuando uno mira la proyección del impacto del cambio climático, mucho del impacto se va a sentir a través del agua".

Las lluvias torrenciales reportadas en meses recientes en algunas zonas del Caribe, no significan que vayan a contribuir a un incremento en el suministro del agua fresca, señaló Bernard Ettinoffe, presidente de la Asociación Caribeña de Agua y Desagüe Inc., con sede en Santa Lucía, que brinda servicio en la región.

La isla que corre mayor riesgo es Barbados, según un estudio realizado en el 2012 por la firma británica Maplecroft, especializada en análisis de riesgo. Entre otras islas con alto riesgo está Cuba y República Dominicana. 
Jamaica, Trinidad y Barbados han impuesto un racionamiento de agua a partir de este año.

Barbados ha reducido la presión del agua y ocasionalmente interrumpe el suministro en algunas áreas. La isla también comenzó un programa de reciclamiento del agua mediante el cual las autoridades usan aguas negras tratadas para operar los inodoros en los aeropuertos.

El excesivo uso de los pozos por doquier ha causado filtraciones de agua salada y un deterioro del agua potable subterránea, llevando a la construcción de cientos de plantas de desalinización en el Caribe. 
Pero el costo de la desalinización sigue siendo inasequible para muchos gobiernos, dijo John Thompson, miembro del directorio de la Asociación de Desalinización del Caribe.

El mayor desafío en general es lograr un cambio de mentalidad sobre el uso del agua entre las autoridades que creen que su único rol es proveer agua limpia, señaló Johnson.

"La nueva realidad es que se trata de un asunto de seguridad nacional si se reducen los recursos hidráulicos", destacó Johnson. "Se convierte en un problema de salud y de seguridad".


jueves, 5 de septiembre de 2013

Sobreexplotación de los recursos naturales

La tecnología ha facilitado inmensamente el trabajo del hombre, pero actualmente su uso para optimizar nuestras formas de vida ha implicado la explotación de muchos recursos naturales. Por desdicha cuanto más se desarrolla el mundo más aumenta la necesidad de obtener energía. 

En todas partes existen maquinas que extraen de la tierras recursos que habían estado enterrados durante millones de años desde su creación, pero esto solo es aprovechado por una minoría de la población.

Antes del final del siglo existe una expectativa de que esta explotación excedida habrá agotado casi todas las reservas del planeta, ya que tan solo un 20% de la población consume mas del 80% de los recursos del planeta, y lo peor es que no hemos tomado conciencia de ello.

La extinción de muchas especies, la explotación de los recursos naturales, la mala distribución de los recursos, la deforestación de los bosques, el calentamiento global y muchas cosas más, ha sido todo causado por nosotros mismos. Pero al final lo que importa no es lo que hemos perdido sino lo que nos queda, hay soluciones! todos podemos marcar la diferencia, y entonces que esperamos?

Este video trata sobre este tema tan discutido hoy en dia.


viernes, 30 de agosto de 2013

Relación entre los edificios y la moral sexual




ARQUITECTURA Y REVOLUCIÓN SEXUAL. El tanque de agua "Brick Dick", en Michigan, Estados Unidos (1889-90). Fue votado el edificio más fálico del mundo (imágenes cortesía de Reaktion Books).

Si bien el campo de intereses de Richard J. Williams, docente de Cultura Visual Contemporánea en la Universidad de Edimburgo, es amplio y diverso, se puede decir que sus investigaciones convergen finalmente en un marco general y en un punto focal indiscutible: la ciudad. Sus escritos han cubierto infinidad de temas relacionados con este tema, desde la regeneración urbana hasta el lugar que la cultura ocupa en la ciudad. Si bien su trabajo está influenciado por la sociología urbana (hay que pensar en la obra de Manuel Castells, Richard Sennet y David Harvey), Williams pone gran énfasis en la parte visual, explorando cómo se representa gráficamente la ciudad, como así también tratando de entender la tensión que existe entre las teorías urbanas y la forma en que la vida realmente se desarrolla dentro de una urbe. El último libro de Williams, que además mantiene un blog dedicado a temáticas urbanas, es "La Arquitectura Moderna y la Revolución Sexual", que fue recientemente publicado por Reaktion Books. En esta entrevista, realizada con ARQ via mail, el autor repasa cómo llegó a interesarse en el tema, el erotismo de la arquitectura brasileña y qué construcciones actuales podrían ser consideradas "sexy".


- ¿Cómo llegaste a relacionar estas dos ideas y explorar sus ramificaciones?


Me parece que comencé a interesarme por la cuestión del sexo y la arquitectura mientras estudiaba el modernismo brasileño, allá por el año 2001-2002. Una de las cosas que más me llamó la atención fue observar la dimensión erótica que tenían los edificios en Brasil y que no existía en Europa, o al menos en Gran Bretaña. Sin embargo, los edificios eran formalmente muy parecidos. Yo trabajé cuatro años en la torre David Hume, en Edimburgo, que fue diseñada por Basil Spence en 1963 y que era muy similiar a las que vi en Brasilia. Tenía la misma escala y las mismas proporciones, la misma estética. Sin embargo, nadie en Escocia le asignaba un carácter erótico a estos edificios. Se lo consideraba simplemente funcionales, y bastante feos. El modernismo en Brasil, por otra parte, tiene un carácter erótico. Ser moderno significaba, en algún sentido extraño, liberarse eróticamente. Esto claramente tiene que ver con Niemeyer. Lo entrevisté en su estudio en 2001, y de lo único que quería hablar era acerca de lo bellas que eran las mujeres brasileñas. Encima de su escritorio, tenía una foto con dos mujeres desnudas sobre la playa. Para Niemeyer, la arquitectura y el sexo eran lo mismo.

He vivido en Edimburgo, Londres, Manchester y Madrid. La arquitectura escocesa me impresionó como "represiva", en un sentido freudiano y simplista. Edimburgo es arquitectónicamente muy consistente; la ciudad está compuesta en su gran mayoría por edificios de 4 pisos que fueron construidos en la segunda mitad del siglo XIX. Las esferas públicas y privadas están muy bien diferenciadas. Hay una iglesia en cada esquina. Con esto quiero decir que una sociedad socialmente muy conservadora, y ese conservadurismo está inmortalizado en los ladrillos. Toda la arquitectura tiene un aire anti-sexual, al menos en el sentido que entendemos al sexo ahora. Vivir ahí fue como transportarse a la Viena de Freud.

Cuando empecé a pensar en estas cuestiones desde el punto de vista académico, me di con que ya había gente que había estudiado el tema, como por ejemplo el crítico de arquitectura americana Aaron Betsky y Beatriz Colomina, docente de MIT.



- En tu libro hacés hablás de la relación entre la arquitectura moderna y la revolución sexual. Cuándo te referís a la "modernidad", ¿estás hablando solo de la estética o de todo el credo modernista?


- Me refiero a todo el credo y al sistema de ideas que sostenía al Movimiento Moderno. En el libro recorro una gran variedad de edificios, algunos de los cuales no son estrictamente modernistas (por ejemplo, las casas del estadounidense John Lautner no son modernas en el sentido europeo). Lo que me llamó la atención fue la sensibilidad moderna, esta idea de que la modernización industrial trajo consigo una serie de inevitables cambios sociales. Entre estos cambios, se observa una variación de la ética sexual en la gran mayoría de los países industrializados. Lo que yo quería ver, en realidad, era cómo esos cambios se materializaban en los edificios. Una pregunta que me hacía siempre era: si somos más liberales, menos conservadores con nuestra sexualidad, ¿cómo luciría una arquitectura, en ese sentido, más "abierta"? ¿Queremos que nuestras vida sexual se vuelva de alguna manera pública? Y si así fuera, ¿qué papel jugaría la arquitectura en este proceso?


-Escribiste un artículo para la revista Aeon Magazine sobre tu libro, donde mencionaste a la arquitectura modernista brasileña y a la comunidad Drop City como ejemplos de arquitectura sexy. ¿Podrías desarrollar un poco más esta idea? ¿Cómo te imaginás que se siente o luce la arquitectura sexy?


-Volvemos a Brasil (risas). Me parece que lo diferencia a Brasil de otros lugares es que se habla de esto tanto como de cualquier otra cosa. En otras palabras, Brasil es sexy porque la gente dice que lo es todo el tiempo. Los edificios de Niemeyer y sus contemporáneos son sexy porque logran sustraerte de la realidad, te alientan a fantasear. Cuando escribí el libro Brasil (2009), me di cuenta que la Casa das Canoas de Niemeyer, en Río de Janeiro, es un buen ejemplo de esto. Es pura fantasía. Un buen lugar donde tener sexo.
"Casas das Canoas"

Con respecto a las comunas, es interesante notar que todas las ideas modernas de liberación sexual parten de la comuna, y con justa razón. Debido a que viviendas son parte del patrimonio de una persona, su alto valor financiero inhibe a la mayoría de experimentar en la construcción de ellas. La gente se vuelve reacia al riesgo. Esto es algo natural. También diría que vivir en una comunidad es una forma de eficientizar el tiempo, ya que al compartirse varias tareas (como por ejemplo el cuidado de niños), hay más tiempo para otras otras actividades, como el sexo.

Las comunas de los 60, como la de Drop City, fueron pensadas como lugares sexualmente liberales. Los domos de Drop City eran bastante espectaculares. La más liberal de todas probablemente fue Morningstar, en California, donde todo el mundo caminaba desnudo. Pero no tenía nada interesante desde el punto de vista arquitectónico.

"Drop City"

Para mí, la arquitectura sexy se forma a partir de alguna combinación de todos estos factores. Un elemento de fantasía, un énfasis en el cuerpo, una disolución de los límites entre el interior y el exterior. Ciertamente, algo muy complicado de lograr en un país del hemisferio norte.



- También hablás de la arquitectura y de la civilidad; desde el punto de vista histórico, ¿creés que la arquitectura ha servido en alguna medida como un instrumento de control social?


-Sí, totalmente. Si efectivamente funciona como tal es otra cuestión, pero la intención está. Cuando alguien pone una puerta o una pared, hace una declaración acerca de adónde se puede ir y adónde no. Si hablamos de sexo, los edificios son extremadamente importantes. Si fuéramos más liberales con respecto a lo sexual, haríamos que los cuartos fueron las piezas más grandes de la casa, con ventanas de piso a techo para poder mirar la calle. Prácticamente nadie hace esto (de hecho, yo no lo hago). Dice mucho acerca de nosotros. Nos creemos modernos o contemporáneos, pero en muchos aspectos seguimos siendo bastante chapados a la antigua. Cuando se trata de nuestras construcciones, sin dudas somos así.

La civilidad es algo muy importante para mí. Escribí acerca de ella en un libro de 2004, llamado "La ciudad ansiosa", donde describía cómo los arquitectos europeos se valían de la idea de "civilidad" para retrotraernos a las normas sociales del siglo XIX. Esto ocurrió mucho en Gran Bretaña en la primera década del siglo: se construyeron espacios públicos fantásticos y edificios espectaculares, pero impregnados de la filosofía más reaccionaria. Estos nuevos espacios civilizados fueron hechos solo para turistas. Se trata de exponer una visión muy decimonónica de la sociedad. Es muy bonito, pero no tiene nada que ver con la vida real.

En cuanto al sexo, estudié mucho el libro de la psicoterapeuta Esther Perel, "Aparearse en cautiverio". Ella afirmaba que, básicamente, el sexo y la civilidad son términos opuestos. Si el sexo es demasiado educado, no funciona. Siempre hay un elemento de agresión, y estoy de acuerdo. Si los espacios arquitectónicos son demasiado civilizados, se deserotizan. Supongo que por eso es que la casa es el lugar menos sexy de todos.



- De todos los lugares que estudiaste y analizaste para el libro, ¿qué edificios dirías que más se acerca a expresar una relación significativa entre arquitectura y sexualidad?


-Este libro se trató de emprender una búsqueda de algo que en realidad no existe: un edificio que represente nuestras vidas sexuales, de la manera que son vividas ahora, que a su vez aliente a que las cosas ocurren, en vez de obstaculizarlas. La verdad que no sé, pero arriesgaría que serían los complejos urbanos, que tienen algún elemento comunitario, con una cultura del cuerpo bien establecida. Me gusta la Unite d'Habitation en Marsella, de Le Corbusier, aunque ha cambiado con los años. También me gusta el Walden 7 de Richardo Bofill, en el Sant-Just Desvern, Barcelona. Hace poco me fui de vacaciones a Lanzarote, y me quedé en un complejo de 1970, de edificios bajos con los balcones que abrían a una pileta. No era nada especial desde el punto arquitectónico, pero el planteo urbano me pareció correcto. Muchos cuidados para los niños, mucho espacio para estar al sol y nadar.

"Walden 7"

Una última cosa: no soy un determinista arquitectónico. Por lo tanto, no creo que los edificios necesariamente nos lleven a comportarnos de cierta manera. Tendremos las vidas sexuales que quieramos a pesar de nuestros edificios, y no gracias a ellos. Sin embargo, si alguien vive en un país con mucha historia, es muy conciente de que vive rodeado de construcciones que representan valores morales antiguos. Tarde o temprano, tendremos que construir nuestra propia imagen.

sábado, 24 de agosto de 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Nuestro mundo necesita mas personas como estas

Este video es realmente muy encantador, nos da cierta esperanza de que aun se puede lograr. Uno se siente muy bien al ver que aunque sean pocas si existen personas que se preocupan por la naturaleza y los animales. A pesar de tanta destruccion y que muchas personas no tenga conciencia de ello o mucho peor que tengan conocimiento de lo que ocurre, pero no esten dispuestos a hacer nada,...


Nosotros si podemos aportar nuestro granito de arena y marcar la diferencia, pero que esperamos?


jueves, 22 de agosto de 2013

Aún en RD viven familias en Cavernas

El documental "Home" visto en clase me hizo analizar muchas cosas que uno no toma en cuenta, realmente me apena ver las condiciones de vida que muchas personas sobrellevan hoy en día.


Existe una inmensa relación entre un espacio geográfico y las condiciones de vida de dicha población, del espacio dependerá su educación, salud, seguridad, alimentación, y muchas factores más.

Me impactó ver en una noticia publicada sobre una comunidad de acerca unas 300 personas que aun viven en cavernas, donde padecen muchas amenazas hacia su salud y que apenas pueden conseguir alimentos..



http://www.noticiassin.com/2013/08/aun-en-rd-viven-familias-en-cavernas/